Huyendo de los Sicarios Colombianos

Tras los pasos de Selena, una colombiana residente en Sevilla, cuya fuerza no tiene límites

Lo que en un principio comenzó siendo la “noticia molde” de cada navidad, prontó se convirtió en una desgarradora historia de huída y persecución, de falta de protección y de dolor: es la lucha de una madre, con sus tres hijos y los abuelos de estos, por escapar de la muerte. Omar es colombiano, tiene nueve años y estudia 4º de primaria en un colegio público de Sevilla, junto con su hermano J.J. de cinco años y su hermana M.J. de tres. Cuando el director del colegio, Joaquín Herrera, tomó conciencia de que para Oscar y sus hermanitos no sería posible celebrar los Reyes, insistió en que escribiera una carta y se la entregase a él en persona. Así fue como Omar se encerró en su cuarto, nos asegura Selena, su madre, para escribir la carta, porque le daba vergüenza que se la leyeran. Una carta que, sin embargo, quebró el corazón de Joaquín y se reproduce a continuación:



«Queridos Reyes Magos: Humildemente deseo a ustedes una feliz navidad y próspero año nuevo en unión de sus seres queridos. Sinceramente lo único que deseo en este momento es poder estar con mis padres, pero como ustedes bien saben no puede ser porque mi padre le está haciendo compañía a Dios. Ahora quisiera pedir a sus majestades si es posible darle a mi madre el permiso de trabajo para que ella nos pueda comprar todo lo que necesitamos. GRACIAS».

Partimos de la carta en papel azul del joven para hacer un análisis retrospectivo de la vida de esta familia y la situación de Colombia ante el siglo XXI y ante sí misma.


Colombia: País enfrentado

Tras la larga sombra de la situación colombiana de paramilitarismo desgastado contra las guerrillas, el creciente poder de las mafias de narcotráfico, y los trabajos sucios de sicarios para el gobierno, ha habido y habrá cientos de episodios intrahistóricos sorprendentes por contar, cientos de años de soledad para familias rotas; y esta es una de esas historias. Colombia se ha venido transfomando en otro estado más de “guerra del terrorismo”, pero su situación no termina de entrar en ninguna Agenda Setting, no tiene el reconocimiento internacional que debiera. Y así, su población se mantiene a la expectativa de un futuro mejor que no termina de llegar nunca. Otro problema es la población miserable: muchos se convierten en sicarios: encargados de limpiar los trapos sucios del Estado, de manera clandestina, por algunos pesos. La historia de Selenaa comienza en Cali: como muchas otras, ciudad colombiana donde abundan los “jinetes de la cocaína”, como Fabio Castillo escribió en su best-seller. Desde allí operan e imperan los hermanos Rodríguez Orejuela, y su historial es cuando menos escalofriante, destacando el histórico caso de los años 80, el “Cártel de Cali”, de tráfico de drogas. En la actualidad han llegado a alcanzar un poder e influencia en la ciudad increíble.


La lucha de Selena

Después de que asesinaran a su marido, Selena no pudo evitar investigar quién pudo matarle y por qué. No fue hasta dos años después cuando a Selena le informaron sobre el suceso real, ya que hubiera supuesto un shok para ella, embarazada de siete meses, conocer cómo fue la muerte de Omar, y que se le persigió a él, no al policía, como le hicieron saber.
Desde entonces, llevará informaciones a la fiscalía de Cali con lo que iba descubriendo, y realizó demandas que le fueron denegadas. Solicitó protección estatal, pero también le fue denegada. Consiguió protección privada, pero le recomendaron hacer los pasaportes y huir: pues por entonces no hacían más que ver vehículos sospechosos frente a su casa. Fue entonces cuando comenzó a recibir llamadas telefónicas que le decían que su esposo «era un buen muerto» porque como sindicalista estaba «haciendo daño al Gobierno», y que ella «estaba por el mismo camino», por la demanda que había puesto. Selena vivió los siguientes meses de 2003 con ojos en las espaldas.
Cambiaba de teléfono móvil cada poco tiempo porque seguía recibiendo llamadas: «queremos que sufra, vamos a quitarle lo que ustéd más quiera». No tuvo más remedio que abandonar la ciudad que amaba con sus tres niños pequeños y sus padres. Como cabeza de familia tuvo que buscar un abogado en España a contrarreloj. A Selena nunca le faltó ningún documento legal pero siempre hallaba trabas a su tranquilidad. Finalmente dejaron todos sus proyectos: vivienda, pertenencias y negocios, para huir a Madrid con dos mudas de ropa por persona, algunas fotos y el juguete más preciado de Omar. Una vez en Madrid, el miedo a la repatriación era muy grande, porque únicamente huían por no ser asesinados. Tras solicitar asilo a la policía y al abogado, sólo se les suministró una habitación (para los seis) de un hostal donde podían escucharse los tratos de la prostitución a través de sus paredes.
En Madrid no hubo nada que hacer: una vez en Sevilla, Selena consigue algo de ayuda, y convive con Juan Carlos. Ahora por fin sus hijos pueden llevar a cabo sus estudios primarios, aunque Omar afirma que se aburre porque las materias que estudia ya se las sabe.
Y es que su madre no sólo hizo de padre sino también de tutor. Sin embargo, pese a que las condiciones de vida les han mejorado, Selena aún teme que los expatríen por residir en España sin todos los documentos legales. Con dos órdenes de alejamiento del país, tiene que realizar trabajos en obras, en compañía de su novio Juan Carlos. Pese a que su carrera de administrativo le sirvió para encontrar trabajo, su competencia pronto fue muy grande para una compañera celosa y ésta se las avió para que la echaran.
Tal vez los reyes magos no llegaron en Navidad a casa de esta familia, pero la fuerza de voluntad, el afán de vivir y el amor familiar de Sandra y sus seres queridos son el oro, la mirra y el incieso que confeccionan su hogar.

El periodista colombiano Darío Arizmendi opinaba:
«Tenemos a los más grandes de las artes y el deporte, y a los más grandes criminales».

Omar Walteros, sindicalista asesinado

Omar era el marido de Selena, la protagonista de nuestra historia. Padre de familia, electromecánico, deportista, y estudiante de Derecho en la Universidad de Santiago de Cali. Pertenecía al sindicato de empresas SINTRAEMCALI. Pertenecía al Polo Democrático (llamado Alternativa Democrática hoy), y participaba activamente en marchas y asentamientos pacíficos con el fin de evitar la privatización de su empresa. Considerado un claro sindicalista, los paramilitares debieron promover su asesinato. Tuvo lugar cuando salía de la Facultad. El 27 de noviembre de 2002, una banda de sicarios asaltaron su coche con un camión y dos motos, y eliminaron a su compañero y amigo, el intendente Collazos, que estudiaba con él. Le pegaron quince tiros en la cabeza. Dos amigos más que iban en el coche, lograron escapar aunque heridos. Entonces se ensañaron con Omar, a quien persiguieron tras el asalto al vehículo. Recibió siete tiros en el pecho, tres en la espalda y dos en la cabeza. El suceso fue publicado en el diario El Caleño, con impactantes imágenes del cadáver de Omar. Cuando Selena acudió a reconocer a la víctima, nos cuenta:
«Me mostraton dos bolsas con no menos de cientos de casquillos de balas».

Así fue como falleció el marido de Selena, con 42 años, dejando una familia a medio crear, con su mujer embarazada entonces de siete meses.

La noticia ofrecida en el diario de la ciudad: El Caleño, de una manera sensacionalista y falseada en sus fuentes.




El trasfondo del Gobierno de Uribe Vélez en los últimos años



Confeccionando una dictadura:

La situación de Colombia se ha convertido en una realidad terriblemente necesaria de contar. El gobierno de Uribe Vélez ha configurado un Estado neoliberalista al estilo norteamericano, combinado con una política guerrerista, paramilitar, cuyas riquezas están repartidas en unas pocas manos de grandes "burgueses" y terratenientes, muchos de ellos relacionados con el mercado negro nacional e internacional. Esta oligarquía represora se mantiene con una cultura del terror que minimiza las expectativas de la ciudadanía, con unos medios de comunicación que no censuran explícitamente la realidad interna, pero sí externamente, y alimentan las conciencias colombianas de temor por la rebeldía. A su vez, los medios internos de comunicación se han convertido en el pan y circo de un pueblo cuyo izquierdismo se ve siempre amenazado, pese a los intentos de promoverlo en Encuentros Internacionales diversos. Externamente, los datos oficiales son maquillados, y las informaciones suavizadas. Así mismo, se exporta un ideal generalizado de que la izquierda es la espina que el país tiene clavada, y que otras personalidades, como Hugo Chávez, son los culpables de los males que vive el país. Sin embargo los medios colombianos crean una imagen activa, pragmática y renovada del presidente Álvaro Uribe Vélez, pero cuya historia real está vinculada por su padre a los tradicionales factores de injusticia social, desigualdad, terrorismo de Estado, narcotráfico y corrupción.

Uribe Nació en Medellín, ciudad considerada por muchos la más violenta del mundo. Donde de los peores suburbios surgen sicarios, los peores asesinos a sueldo, la mayoría niños. Un lugar del que podrían hacerse excepcionales dramas, como Fernando Vallejo nos narraba en su libro llevado a película: La virgen de los sicarios (1999). Sin embargo La conducta del presidente no es la de trasladar esa realidad de su país al olvido, sino que la ha convertido en un acontecer diario intolerable. Hasta tal punto se está llevando a cabo una explícita política de represión que Carlos Castaño, el exjefe y fundador de las fuerzas paramilitares de extrema derecha (Autodefensas Unidas en Colombia) llegó a afirmar sin pudor ante los medios:

«Los atentados siempre tienen su razón. A los sindicalistas, por ejemplo, los matamos porque impiden a la gente trabajar». Carlos Castaño

Asentamiento en 2003 en Cali, contra los más de 3.900 sindicalistas asesinados desde 1986. Y pancarta en el suelo de una de estas manifestaciones en las que participaron Selena y Omar.


Una clara muestra del poco interés que el panorama internacional por las acciones del Gobierno colombiano, y sus operaciones clandestinas fue el desconocimiento del ajusticiamiento de esta personalidad en 2004. La muerte de Carlos Castaño se conoció el 23 de agosto de 2006, quien tras publicar su obra Mi confesión sacó a la luz la masacre realizada en sus años de jefe paramilitar, justificada por el hecho de tratarse de “guerrilleros”. En unas declaraciones de Eduardo Carreño, jurista de derechos humanos, explicó que en los procesos judiciales se demostró que las ejecuciones fueron contra «personas en total indefensión, que eran civiles». Carlos Castaño habló demasiado sobre la realidad de esta guerra: mataderos y centros de tortura en pueblos como el de Maripipán, en julio de 1997, y se le persiguió para acabar con él.
Sindicalismo en Colombia La situación colombiana actual son la prueba de que en una guerra, la verdad, no sólo es la primera víctima, como dijo García Márquez, sino la que más tarda en conocerse su muerte, y a veces seguramente no llega a conocerse nunca. La libertad de este país para manifestarse es nula, con las fuerzas de represión existentes. Se considera a Colombia el país más peligroso para la protesta pública, con más de 4000 muertos en los últimos 20 años.


Selena por su parte llevó a cabo diversas intervenciones en manifestaciones contra la privatización de empresas o contra la represión del gobierno. Sin embargo hoy no quiere saber nada de la situación de su país, pues está muy afectada por el drama que ha vivido. Pese a que ha sido y será una mujer luchadora, en este aspecto su fuerza sí parece haber encontrado un límite.


EL PLAN COLOMBIA


«Colombia ha sido el principal receptor latinoamericano de ayuda militar estadounidense y también ha acumulado el peor historial en derechos humanos en una correlación muy bien establecida».


Dice Noam Chomsky en su estudió El Plan Colombia sobre el Plan de Estados Unidos desde el año 2000 para convertir al país latinoamericano en el primer receptor de ayuda militar y política. Estados Unidos se beneficia así del país ejerciendo presión con bases militares, de los endeudamientos, del tráfico de droga y armas, y creando fábricas de explotación de mano de obra: sería el caso de Coca-Cola.


«La violencia ha sido exacerbada por factores externos, principalmente por las iniciativas de la administración Kennedy, quien se esforzó en transformar nuestros ejércitos en brigadas de contrainsurgencia». Noam Chomsky.

Por otro lado, se busca acabar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que pretenden un proyecto leninista-marxista en el país. Las FARC son las guerrillas contra las que luchan las fuerzas paramilitares: tal enfrentamiento es una de las mayores violaciones de los Derechos Humanos en Sudamérica. Las FARC contaban hasta el 13 de diciembre de 2004 con Rodrigo Granda como uno de los principales líderes, pero fue detenido por el régimen de Uribe. Las FARC reciben el apoyo del pueblo protestante, y su ejército es cuando menos superior a los 13.000 hombres (en 2005). Por otro lado, se acusa a Hugo Chávez de fininaciar a las FARC, pero el político venezolano lo desmiente encarecidamente. Muchos intelectuales que afirman que se trata de un complot de la CIA para desestabilizar el fervor del comunismo en Latinoamérica. Las teorías son muchas, pero en cinrcusntancias se-mejantes pocas pruebas resultan irrefutables.

Una de las contradicciones más deslumbrantes la mostraba Chomsky:

«Los paramilitares proclaman abiertamente su dependencia del negocio de la droga. Sin embargo, la prensa de EEUU y Latinoamérica informa que el ataque financiado por los EEUU respeta las áreas controladas por las fuerzas paramilitares, a pesar que el líder de estos (Carlos Castaño, antes) reconoció que el 70% de sus recursos financieros provienen del tráfico».

La criminalización de la protesta social que promueven los paramilitares es uno de los principales factores que permite y estimula las violaciones de los derechos humanos, el factor más legítimo de toda esta masacre. Y la ma-nipulación de la información es tan fuerte que contrastar los datos para reconocer unos verdaderos es tarea que sólo el tiempo y las cicatrices dejan ver. El mundo globalizado de hoy es tremendamente confuso, y las políticas transnacionales de los países más poderosos ejercen una presión demoledora sobre la información objetiva. Chomsky concluye:

«EEUU posee una influencia política avasalladora, en el sector político y privado»

El tráfico de droga de Colombia, el analfabetismo (que precede al radicalismo) y los contínuos episodios de ultraviolencia, están convirtiendo el conflicto en una guerra de desgaste, y el lugar en un territorio comanche.


Libro recomendado: Cuba: Intrahistoria: Una lucha sin tregua, por Rafael Díaz Balart

Reportaje en formato PDF maquetado para periódico.