Manuel Chaves Nogales (su vida en Sevilla)

Las jornadas en honor a este periodista sevillano que tuvieron lugar en la Facultad de Comunicación de Sevilla en octubre de 2007 abriero mi espíritu y mi afán investigador.

Provistas de un carácter multienfocado y perspectivista, no sólo basadas en la vida y obra del autor al que se rindió homenaje, sino también hacia la literatura, la retórica del periodismo, la semiótica de la comunicación, los aspectos propagandísticos de la comunicación, el globalismo y el individualismo en tiempos de preguerra, la Guerra Civil por supuesto, el exilio…

En este sentido, la sesión del veterano profesor Manuel Bernal Rodríguez resultó una de las más interesantes; provista de una biografía relacionada con el contexto actual: la exposición de 1929, la crisis española tras el 98, el problema ecológico de RioTinto… Todo esto vinculado con los antecedentes de Manuel Chaves, su tío José Nogales en Huelva, o su padre Chaves Rey. Manuel Chaves nació y creció en el seno de una familia de periodistas. Esto le ayudó, especialmente por parte de su padre, a entrar en el mundo del periodismo. Tuvo acceso al diario El Liberal, conoció tempranamente el Archivo Municipal, y conformó en definitiva una manera de entender y hacer el periodismo, profesional y moral. Iniciado con Enrique Gómez Carrillo, Antonio Reyes, José Laguillo, Manuel Halcón Villalón-Daoiz, y otros periodistas célebres de la época. Sin duda, aquel diario republicano supuso un foco cultural clave en la capital hispalense.

Los cafés y clubs popularizaban la cultura mediante la lectura de periódicos: en Sevilla, los más famosos fueron los ya desaparecidos Café del Sevillano (en la Calle Siete Revueltas), y el Café del Turco (en la Calle Sierpes). El segundo será clave para esta familia de periodistas.

¿Qué se puede decir de un periodista cuyo primer libro se titula Narraciones Maravillosas y biografías ejemplares de algunos grandes hombres humildes y desconocidos? Pues ante todo, que cultivó la ciencia de la Intrahistoria.

En la conferencia dada por Albert Chillon, los conocimientos acerca del periodista sevillano sufrieron un alto, en pos de ganar una metódica contemplación sobre literatura y periodismo: sus promiscuas relaciones, influencias, nexos, vicios… Puso a prueba las relaciones (en términos de posmodernidad) de la palabra artísticamente figurada, es decir, el “discurso memorable”, frente al discurso periodístico. La extensa panoplia de recursos de cada uno ha creado una contaminación discursiva mutua, que sin embargo no debe plantearse como algo exclusivamente novedoso. Así, el proceso de la descripción ha sido la gran sufridora de una transformación: los escritores del siglo XIX elaboraban descripciones de un estatuto detallista, complejo y minucioso. Hoy, por evolución propia de la graphe, ha pasado a ser en buena medida, de estilo impresionista, figurativa, más ligera. Es decir, la arquitectura de la propia literatura se desarrolla en relación al ser humano y sus necesidades, es un instrumento vivo, evidentemente, y que hoy día su influencia mayor son los medios de comunicación, para lo positivo que ello pueda suponer, y para lo negativo. La narración es un recurso del ser humano ineludible. Una obsesión y una connaturalidad. Su “espectro variable” conlleva a unas corrientes evolutivas, como la entronación actual de la ficción, la pasión metafórica, la dosis de actualidad… El profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona concluyó con el tópico de la insoslayable subjetividad de la narración humana, de que toda mnesis incluye una dosis de poiesis, de que todo narus (narrador) aporta una dosis de experiencia propia.

Siendo así, Chaves Nogales nunca negó su propia subjetividad, pero fue capaz de asimilarla y a la vez promover discursos periodísticos lo más contrastados que les era posible. Y afirmar así «… cuento lo que he visto y vivido más fielmente de lo que yo quisiera». Era Nogales un narus hispalense comprometido con el pacto de veridición, con la “verosimilitud verdadera”. Esto llevó a Ortega a definirle ampliamente, bajo la clave de “hombre de mente universal”. Manuel Chaves no se centró en Sevilla propiamente como lo harían otros periodistas u escritores. Su obsesión era su propio desarrollo: su temperamento, el intelectualismo; carecía de la acumulación de rencores de los escritores de posguerra, y no se cerrará en un rincón provincial, sino que será el mejor antecedente de la técnica del uso de varias voces. Destapará la niebla unamunesca del quehacer polícito-social de España durante 30 años, utilizará técnicas como el contrapunto, y otras prácticas que constituyen su pulso contra el mundo. Pulso que le llevó a ganarse enemigos por parte de ambos bandos en el conflicto nacional.

En su prestigio in crescendo, las entrevistas fueron una de las técnicas que más reconocimiento le dieron. La biografía de dos tomos realizada por Maribel Cintas sobre el periodista las recoge, y refleja la inquietud de éste, su presencia dentro de la entrevista en sí, su vigencia y valor histórico, con inclusión de contextualizaciones políticas, pero a la vez con detalles minuciosos de personajes políticos españoles. Los dominicales de la publicación Ahora, pasaron a la historia por estas entrevistas.

Pero aún queda la lucidez de A Sangre y a fuego: sorprendentemente adelantado a su tiempo, este ensayo destaca por su parcialidad y sus personajes arquetípicos hasta la exageración. Con un destacado prólogo, de lo más importante que se escribió durante la Guerra Civil. Una obra impregnada de sentimiento anacrónico, debido a la madurez del enfoque ante conflictos patriotistas, ante la lucha fraticida.

Otro género que nos enseñó cómo elaborar: el biográfico: Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazañas es considerada como una de las mejores biografías que se han escrito en español: superando así a la que realizó Francisco Narbona sobre el mismo personaje...

...Manuel Chaves fue un gran enriquecedor de la prosa lírica en aspectos generales. Fue promovedor de un periodismo cultural, de tal manera que ambos términos debían estar unidos e inseparables en su mente. Elaboró trabajos periodísticos tan originales y adelantados a su tiempo como la crónica taurina crítica, algo impensable por entonces. Las críticas también abarcaron a la Semana Santa, tema tabú todavía hoy, que se resiste de ser sometido a un análisis crítico estructural: pues pocos se atreven a preguntarse por el estado social-económico de las hermandades: la financiación de las mismas, el acceso de los “señoritos”, el control y monopolio… Manuel Chaves se atrevió en su tiempo con el artículo Las cofradías y la República. Esto le hizo enemistarse para siempre con los más puritanos de la capital, así como con los anarco-sindicalistas, por las radicales posturas de ambos lados. La focalización del periodista fue la siguiente: un punto de observación alejado del objeto u objetos de análisis. Una postura intermedia en la medida de lo posible, y con cierto perspectivismo desde lo alto de los objetos. Es decir: buscaba generar la abstracción de cualquier acontecimiento a su mayor resultado en consecuencias políticas, culturales, económicas… Pero atrayendo al lector con ciertas expresiones subjetivas como “Sevilla la roja no quería procesiones”, “La Macarena era la Virgen Roja” o “ya hubiese querido España un régimen de convivencia como el de las hermandades”, ya que hemos citado Las cofradías y la República.

Sin embargo, muchos estudiosos atienden muy particularmente a la gran obra prima del autor:

La Ciudad:

La caracterizan de analítica, pretenciosa para la joven edad del periodista, pero ciertamente acertada en sus invectivas con Sevilla. Con un carácter crítico y desconsolado a la vez. Exactitud y lirismo de la mano. No habiendo alegado a la Historia, sino guardando en el alma la inmortalidad de su nombre. Algo que hará después Luís Cernuda en su obra Ocnos (1944).


El folklorista Luís Montoto, escribió sobre el periodismo sevillano:


«El periódico
sevillano ya no es
un eco, sino una
voz, no un reflejo,
sino una luz»
(1920).

«Iba el periódico sevillano a la zaga del madrileño, encerrado en sus viejos moldes,
Ignorando que, merced a los hilos telegráficos, la noticia y el hecho tienen el don de la ubicuidad, y desentendiéndose de la curiosidad impaciente del lector. Aquellos periodistas lo aliñaron y remozaron. A sus actuales sucesores, que dan testimonio del resurgimiento de esta Sevilla tan cantada y decantada corresponde la gloria de que bajo sus plumas, el periódico sevillano –que ya no es un eco, sino una voz, no un reflejo, sino una luz- satisfaga los anhelos de la opinión pública, mostrándose consciente de su misión, activo y solícito, reuniendo voluntades para enderezarlas al logro de saludables fines, y, en una palabra, siendo heraldo de la cultura».


Nogales era crítico con el atraso de la ciudad que lo vio nacer, pero positivo en la definición de su esencia. Escribió en El Liberal (29 de marzo de 1922):

«El encanto de Sevilla no está en las cosas tangibles y fotografiables; su encanto es un verdadero encantamiento. Son gentes que a veces viven encantadas y alternativamente hablan, piensan y sienten como seres reales o como entes ilusorios; y esta dualidad es lo que les da su maravillosa incoherencia, que es en definitiva la única razón de su gracia».

El Noticiero Sevillano fue otro de los grandes divulgadores de ideales progresistas, donde efectivamente Chaves Nogales colaboró. Uno de sus temas estrella fue la Exposición de 1929:


«Nos inquieta la pasividad de Sevilla; por eso nos esforzamos en hallar un contenido ideológico a ese nominalismo; por eso buscamos un camino nuevo, un cauce amplio para la transfusión espiritual que soñamos».

... ...

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En conclusión, Manuel Chaves escapó de lo políticamente correcto siempre que le fue posible, para ofrecer una verdad de acuerdo con su propio significado de “verdad”. Supo reencarnar el mejor lenguaje castellano satírico, rescatado de Larra; supo anticiparse a corrientes futuras a él: a la reconocida prosa de Pío Baroja con el Nuevo Periodismo americano de los años sesenta; y fue capaz de llevar a la práctica una idealización del conocimiento, como una meta nunca alcanzable, pero siempre aproximable. Y ese afán hizo que en su corta vida triunfara en la búsqueda de la verdad, aunque fracasase por ello en un mundo demasiado falso para permitírselo, acabando como un nómada letrado del preámbulo del siglo XX. Fue el ambiguo, enigmático y nunca taxativo o exclusivo Chaves Nogales, un ejemplo de su tiempo, pese a que hasta décadas después no será resucitado de su intrahistoria.

En cualquier caso, el periodismo sevillano de esa época donde todavía se sentía demasiado el siglo XIX, cuenta con numerosos personajes merecedores de títulos o premios que antes sencillamente no existían. Chaves Nogales sería un gran aspirante al título honorífico de Hijo Predilecto de Andalucía. Lo que puede significar que tal vez este pasado esté pidiendo a gritos una “Historia del Periodismo Sevillano”, tal y como hizo a finales del siglo XIX Manuel Aznar y Gómez con el compendio denominado El periodismo en Sevilla (1889). Sino, habría que conformarse con algo más humilde de lo que quedó y de lo que se perdió de aquella temprana prensa ventiunesca progresista. La convivencia en difícil equilibrio entre tradicionalismo y liberales, entre izquierdas y derechas, en sentidos contradictorios y en conflicto armonioso.



Anuncio-propaganda de La vuelta a Europa que dio
en avión el periodista. Para: El Heraldo, 1928


Entrevistas cada domingo para Ahora, a altos cargos políticos:
...Manuel Azaña, Alejandro Lerroux, Francisco Largo Caballero,
Francisco Macía, Marcelino Domingo, Niceto Alcalá Zamora...


Con Ruth Elder en Lisboa

Cháves Nogales en París con Kerenski, durante la elaboración
de Lo que ha quedado de los zares, 1931.


Junto a Miliukov, 1931.





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Bibliografía de Manuel Chaves Nogales:

- Narraciones Maravillosas y biografías ejemplares de algunos grandes hombres humildes y desconocidos: (1920).

- La Ciudad (1921)

- La vuelta al mundo en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja (1929)

- La bolchevique enamorada (El amor en la Rusia roja): (1929)

- Lo que ha quedado del Imperio de los Zares: (1931).

- Lo que ha quedado del imperio de los zares (1931)

- El maestro Juan Martínez que estaba allí (1934)

- Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazañas (1935)

- A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España (1937).

- La agonía de Francia (1939)

Bibliografía relacionada de interés:

María Isabel Cintas Guillen: Manuel Chaves Nogales Obra Narrativa Tomos I y II, (Biblioteca de Autores Sevillano, Fundación Luis Cernuda, Diputación de Sevilla) 1993

María Isabel Cintas Guillen: Manuel Chaves Nogales Obra Periodística Tomos I y II (Biblioteca de Autores Sevillano, Diputación de Sevilla) 2001.

César González Ruano: Memorias. Mi medio siglo se confiesa a medias (Tebas, Madrid) 1979.

López de Zuazo Azogar, A.: Catálogo de periodistas españoles del siglo XX: (Fundación Universidad Empresa, Madrid) 1988.

Andrés Trapiello: Las armas y las letras, literatura y guerra civil: (Editorial Planeta, Barcelona) 1994.

Xavier Pericay: Cuatro historias de la República: (Ediciones Destino, Barcelona) 2003.

Alfonso Braojos Garrido, María José Ruiz Acosta (editores): José Laguillo : periodista sevillano, estudio y textos (Sevilla Ayuntamiento de Sevilla, Área de Cultura y Fiestas Mayores, 2000)

Manuel Chaves Rey: Historia y bibliografía de la prensa sevillana (presentación de Alfonso Braojos Garrido) 1995.