¿La Guerra del Coltan o la Cuarta Guerra Mundial?



Petróleo en Google ofrece 22 millones de resultados. Coltan 200.000.


Pronto estas cifras cambiarán radicalmente. El Coltan es el intermediario más imperativo entre tu teléfono móvil y el Tercer Mundo, o vínculo terrible entre la evolución tecnológica espacial y la injusticia humana.


Se dice que ha producido 4.000.000 de muertos: cifra simbólica, artificial, y minimista. Son muchos más. Seguro. Y lo serán.

Extraído y comercializado legal o ilegalmente, el coltan es una lucha presente, y un futuro conflicto.


El “columnita tantalio” se encuentra (dicen) en un 80 % (cuánta exactitud) en la República Democrática de Congo. Esto explica por qué hay una guerra en este país desde el 2 de agosto de 1998, por qué dos países africanos, como Ruanda y Uganda, ocupan militarmente parte del territorio congoleño y por qué hay tantas muertes. Y es que el coltan es un metal esencial para el desarrollo de las nuevas tecnologías, las estaciones espaciales, las naves tripuladas que se lanzan al espacio y las armas más sofisticadas. Para la ciencia de la teledirección y el multimedia, es decir, las claves de la tercera revolución industrial.

El Congo es un país que en la última década no estado libre ni siquiera del acecho de la ONU: «Kofi Annan admite que empleados de Naciones Unidas en el Congo cometieron abusos sexuales» (2004). El Congo ha sido el mayor fracaso de Kofi Annan y la organización en los últimos tiempos. Todas estas guerras en África (El Chad, Nigeria, Etiopía, Ruanda…) nos llegan/las contemplamos desde lejos. La espiral mediática no cubre nada, tan sólo moldea un estereotipo: negros y conguitos entre armas y calaveras. Sensacionalismo e hipocresía. Pero, una cosa está clara: nos interese o no, estos conflictos nos influyen directamente.














Nueva novela de Vázquez Figueroa sobre el Coltan:


Una propuesta muy interesante, que sin embargo, tiene muchos inconvenientes.


Se trata de una novela tal y como dictan las normas y gustos actuales: bajo el uso de la pseudoficción, envolviendo a personajes inventados en tramas realistas. Pero tras la lectura de pocas páginas, el lector descubre incongruencias propias de una práctica de escritura automática. Así, grandes tiburones de la bolsa citan a Leonardo Da Vinci entre sus conversaciones; una ex-terrorista iraquí es una fugitiva en Estados Unidos, y su credibilidad es nula, por la forma de expresarse tan directa y “occidentalizada”. No faltan repeticiones, hasta el aburrimiento, de estructuras paralelas, simples, o idénticas, como “fue la respuesta”, una y otra vez, una y otra vez, o el uso repetido de términos tan poco comunes y de pronto arrejuntados, como “pantagruélico”.

Si intentamos obviar estos pequeños errores, que se convierten en desmotivaciones de necesaria revisión, y pasamos a la parte reivindicativa, la novela gana muchos puntos. Los escenarios por los que discurre Coltan han sido visitados por el autor, quien se crió en África y además colaboró como corresponsal en El Chad, El Congo, Guinea o Guatemala.

No le faltan cualidades al veterano escritor tinerfeño, que no obstante, no ha puesto en práctica durante la elaboración de Coltan. No creo que sea, como él mismo afirmó en una entrevista realizada por la Cadena Ser, unos días antes del estreno, que «se tenga suerte con hallar la clave del éxito». En realidad lo que falla es la idea principal: ¿Dónde está el coltan en la novela? Es algo intangible, un elemento de unión de todas las historias que se cuentan, pero NADA MÁS. Digo nada más porque, durante las “primeras” doscientas páginas, el lector ha debido ser muy fiel para seguir leyendo, si lo que espera es la aparente crítica a la guerra de Ruanda, o la explotación del coltan. Estos conflictos actuales son sólo UN RECURSO para contar una historia DIFERENTE: la de un terrorista cubano sin escrúpulos. Y ahí muere la búsqueda del lector interesado.

Si hay: una crítica a la privatización de la guerra, las empresas de “seguridad” privada como Blackwater, la ambición y capacidad de actuación infinita de las multinacionales, por encima de los Estados y la ONU, y un largo etcétera. Alberto Vázquez Figueroa parece entender perfectamente cómo funcionarán las relaciones internacionales del futuro. Pero todos los asuntos en torno al “columnita tantalio”, parecen sencilla y explícitamente sacados de Internet.

Al fin y al cabo, una forma de vendernos una historia.


Pero… ¿qué pasará con el coltan?



Fuentes:

http://www.cadenaser.com/articulo/internacional/Kofi/Annan/admite/empleados/Naciones/Unidas/Congo/cometieron/abusos/sexuales/csrcsrpor/20041119csrcsrint_7/Tes/


http://www.elpais.com/articulo/futuro/coltan/mineral/estrategico/elpepusocfut/20070926elpepifut_4/Tes

http://latinoamericana.org/2003/textos/castellano/Coltan.htm


http://www.vazquezfigueroa.es/